Quizá fue un hecatomde de esperanzas,
un derrumbe de algún modo previsto,
ah,pero mi tristeza sólo tuvo un sentido.
Todas mis intuiciones se asomaron para verme sufrir
y por cierto me vieron.
Hasta aquí había hecho y rehecho mis trayectos contigo,
hasta aquí había apostado a inventar la verdad,
pero vos encontraste la manera,
una manera tierna y a la vez implacable,
de desauciar mi amor.
Con un sólo pronóstico lo quitaste de los suburbios de tu vida posible,
lo envolviste en nostalgias,
lo cargaste por cuadras y cuadras,
y despacito sin que el aire nocturno lo advirtiera,
ahí nomás lo dejaste a solas con su suerte que no es mucha.
Creo que tenés razón,
la culpa es de uno cuando no enamora
y no de los pretextos ni del tiempo.
Hace mucho, muchísimo,
que yo no me enfrentaba como anoche al espejo
y fue implacable como vos más no tierno.
Ahora estoy solo,
francamente solo,
siempre cuesta un poquito empezar a sentirse desgraciado.
Antes de regresar a mis lóbregos cuarteles de invierno,
con los ojos bien secos por si acaso,
miro como te vas adentrando en la niebla y empiezo a recordarte.
Mario Benedetti.(1920-2009)